Ayer día 27 de mayo fue el día de los celíacos. Mis hijos se pasaron todo el día de cachondeíto diciendo que como era su día debía regalarles algo. Por cierto, no lo hice porque no está el horno para bollos. Sin embargo, quería comentar lo del cachondeo que se traían mis hijos diciendo que les regalase algo porque ellos estaban muy afectados por la celiaquía y con el regalo se les pasaría un poco.
Lo que al principio fue un mazazo, y un sin vivir sin saber qué se podía comer y qué no, los llantos de no poder darles una simple galleta cuando te la pedían, se ha convertido en motivo de risa. Mis hijos son niños sanos, guapísimos, y perfectamente adaptados a su dieta.
Quiero aclarar que cuando hablo de mis hijos no sólo me refiero a los celíacos. Como sabéis tengo tres hijos. El pequeño que ahora tiene doce años no es celíaco,pero ha estado conviviendo con la celiaquía desde que tenía tres. También ha sido muy difícil para él, ya que yo he procurado que los mayores no se sintieran discriminados. Si, por ejemplo, no tenía mantecados o churros sin gluten, pues tampoco comíamos en casa mantecados o churros con gluten. En contadas ocasiones le daba algo a escondidas.
Creo que el que se siente un poco discriminado es él porque a veces se queja de que su comida siempre es la última en servirse. Por ejemplo cuando se fríe pescado, siempre se fríe primero el pescado con harina sin gluten y después el de harina con gluten. Son pequeñas pataletas pero en realidad él es el mejor guardían de la alimentación de sus hermanos.
INGREDIENTES
- Tomates colorados de perilla.
- un diente de ajo.
- medio pimiento verde.
- aceite de oliva.
- pan.
- sal
PREPARACIÓN
Por supuesto, primero prepararemos las porras sin gluten para evitar la con taminación.
Una vez terminadas,se meten en el frigorífico hasta la hora de comer. Este plato es ideal para las días calurosos de verano.
Las servimos acompañadas de trocitos de jamón serrano, atún y huevo cocido.